Miles de familias españolas viven esta escena cada tarde:
Tu hijo frente a las fichas. Las letras salen torcidas. Se frustra.
"¡No quiero!" "¿Puedo ver la tablet?"
Y ahí está otra vez... la tablet.
Ese "salvavidas" que te hace sentir culpable.

"En pocos días la diferencia fue enorme. Mi hija luchaba con su escritura y esto realmente la ayudó. Se frustraba tanto cuando no le salía cada letra perfecta. Ahora practica feliz.
Sin lágrimas."
Giovanna Rinaldi